miércoles, 2 de febrero de 2011

Amado fin de semana

Pues bien, aquí en el límite de mis fuerzas me he animado a escribir esta entrada en nuestro amado blog. En los albores de este año se cierne sobre mí la época más nefasta de la temporada. Periodo de cambio de prioridades, de pensar en un mejor futuro sin haber satisfecho el presente. Momento en el que por una vez -y sin que sirva de precedente- mis neuronas ganan la partida a ese grandioso néctar surgido de la fermentación llamado alcohol.
                 Lejos quedan los botellones acontecidos hasta horas intempestivas de la madrugada continuados con copas de ginebra con hielo en innumerables bares antros y tugurios. Ahora el tiempo es ocupado en melopeas de vocablos, gráficas y expresiones analíticas a menudo indescifrables. Y cuando pienso que todo está perdido, que todo esto es un caótico sinsentido, apareces tú mi amado findesemana para arrojar luz a la jornada. Mi único consuelo es que mientras avanzo en mi relato se acerca la hora en la que el placer etílico en forma de ambrosía rosa se tome la revancha a hígado y cerebro con nuestro ansiado plan B.

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