Sólo necesito unas cuantas paredes pintadas de azul clarito, como el horizonte por las mañanas de julio, para sentir que lo que nos rodea es eterno y el tiempo no existe.
Y unas almohadas por si nos enfadamos crear fronteras débiles, de esas que se caen a los dos besos y desaparecen a las tres caricias.
Yo no necesito nada más en mi vida, si estás tu, todo sobra.
Que me faltan las palabras y los momentos para decirte lo que siento.
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