Desc-Conocida

La vida son instantes que se aman en constante balanceo, vivimos en el distante cigarro del recreo, en el descanso, en el parpadeo en el folio en blanco, en el llanto y el deseo de acabar un curso que se hace demasiado largo. Vivimos esperando que la vida nos espere, amamos el amor aun sabiendo que duele sabemos a que huele, es una melé de fiebres continuas vomitar y vomitar nuestra vida en línea en la que nos desconocemos cada vez un poco más, desde hace más de un año, porque es más fácil jugar así, porque hay menos cosas que perder, porque hay menos cosas que ganar.

Creo

Creo que bebo para anestesiar los malos, he incluso buenos, momentos. Que al fin y al cabo todo acaba doliendo, sobre todo lo que nos hace vivir. Que ya no soy el mismo lo sé. Sé que ya no soy tan feliz, ni tan niño, ni tan de todo; He cambiado por que no me quedaron otros cojones que madurar, porque si en esta vida no caminas acabas pisoteado.

Creo que creer no es suficiente para ser. Así que es el momento de echar a correr sin mirar atras. Con todos los cigarros que hagan falta de por medio, que llegar al final lo compensa todo.

Solo, pero despierto

A veces, después de un buen rato en silencio, consigo ver las cosas desde fuera. Con una extraña lucidez nada me parece vital, todo sigue su ritmo sin mí y no me importa. Es un refugio al margen del vértigo del tiempo donde uno está solo pero siente tranquilidad, una paz antigua. El sosiego de sentirlo todo como ajeno que te libera de cualquier responsabilidad. Es algo íntimo, siento que sólo cuento yo… las cosas pasan al otro lado de la ventanilla del tren pero mi vagón va vacío. O casi. Tiene un único pasajero. Entonces comprendo que no todo el mundo lo pueda soportar y busquen alguien más con quien compartir asiento. Yo miro por el cristal y pienso. Estoy solo, pero despierto.

Verdad como la vida misma...

No es por nada, si no porque el tanteador entre las cosas buenas y las malas estaba ya muy descompensado y inevitablemente un barco escorado no tardaba mucho en hacer aguas… en mi caso, se llamaba tener problemas. Y los tenía, de todos los tamaños y colores…

Y casi todos eran retratos… o imágenes que trazo a trazo se habían convertido en escenas más dignas de una cámara de tortura, que de un adolescente… Pero el tiempo pasó y debió olvidarse de mi por alguna casualidad del destino… 

Como la vida misma..

Y llegaron nuevas bocas, que decían versos sin sentido ninguno, y me jodía, te lo juro.
Pero que le vamos a hacer, tu has cambiado, yo he cambiado.
Ya no soy igual que antes, he crecido, madurado.
Gracias por enseñarme a que no va a ser fácil mi objetivo, gracias por enseñarme a conocer a quien merece y no merece la pena. Ahora coge lo que se te ha olvidado, y vete.

Audrey...

¿Sabes lo que te pasa?. No tienes valor. Tienes miedo. Miedo de enfrentarte contigo misma y decir : Está bien, la vida es una realidad. Las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. ¡Bueno nena! Ya estás en una jaula. Tú misma la has construido, y en ella seguirás vayas a donde vayas porque no importa a donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma.